En el Observatorio de Cultura y Comunicación de la Fundación Alternativas han compartido reflexiones entre colegas de diferentes sectores para evidenciar el vínculo que existe entre tecnología y cultura, explorando posibilidades de interacción entre ambos campos. La tecnología debe ser un instrumento que nos permita acercarnos a la cultura, no un sustituto de esta. Es por esto que la tecnología nos está llevando hacia un futuro que aún nos resulta complicado descifrar. Un ejemplo de cómo esta nos afecta culturalmente: modificamos nuestro uso del dinero. Ahora es más fácil pagar con el móvil que con dinero físico, afectando ecológicamente nuestras carteras con más plásticos que monedas.
Pero ante un panorama tan disruptivo, que modifica nuestro concepto tradicional de experiencia artística, la cuestión es tener presente en todo momento que la tecnología debe ser un instrumento que nos permita acercarnos a la cultura, no un sustituto de esta. En el campo de los museos, uno de los más fascinantes es el Museo Mori en Tokio, en el que el proyecto Borderless de TeamLab dibuja un nuevo mundo a través de una compleja experiencia sensorial.
Lo que tratamos de evitar es la banalización del espacio del museo como centro de recreo y pasatiempo fácil. La interacción con las obras de arte puede verse ampliada, previa o posteriormente, mediante la tecnología contemporánea, pero nunca sustituida.
Podemos apreciar que con estos cambios que se avecinan en nuestros modos de vida están transformando lo cotidiano.
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